sábado, 25 de febrero de 2012

En OFF

Leía hace dos semanas Las confesiones -lo que se merece otra entrada más decente- y supe que se iba a convertir en uno de mis libros favoritos, simplemente por los palos que el obispo de Hipona me estaba dando.

"Alma llena de torpezas, que se soltaba de tu firme apoyo rumbo al exterminio, sin otra finalidad en la ignominia que la ignominia misma."

Soy consciente de lo que hago, me dije, lanzando contra mi vida las palabras de Agustín. Me sonreí, comprendiendo muy bien que elegiría lo que sabía que no debía hacer, a pesar de todo.

Fue en ese momento cuando coloqué el botón de la responsabilidad en OFF, para incomodidad de todos los intelectualistas morales.

Justificada por el mundo -siempre que se trata de equivocarse las multitudes aplauden- y con escusas para mí misma, "detestable era pero la amé; amé mi perdición, amé mi defecto."


Un sábado como hoy, recojo los pedazos. Busco el pegamento para recomponer trozos de barca y sacar a flote lo que lancé por la borda.
Se me da demasiado bien como para haber escarmentado, con lo que me gusta aprender de mis errores.

lunes, 6 de febrero de 2012

Sonia Sol (I)


Había nacido en la tierra donde las palabras se escondían enterrándose en la arena y solo se bebía cerveza los martes muy tarde. Últimamente, sin embargo, gastaba su vida en cabalgar desbocada sobre montañas descalzas que le salían al paso. Limitábase a esconderse tras la belleza de los charcos, dispuesta a sumergirse desnuda en los valles de luz y viento fuerte.
Pero otro día le conoció. Él se esforzaba en trepar hasta el cadalso, rasgándose las manos y lanzando besos a las nubes que, coquetas, se habían arreglado para su despedida. Tras un instante de anhelo y admiración, ella supo reconocer la canción que gemía él, acompasado por el murmullo de las bandadas. Un deje desesperado, un grito encerrado entre piedras duras. <<¡Baja a la Plaza, Segismundo!>> gritaba ella. <<¡Baja y fúndete!>>.